domingo, 30 de agosto de 2009

Guapo hasta morir



Todo lo dicho sería poco, sin reconocer una de las grandezas de Paul Newman. Era un hombre tremendamente guapo, escandalosamente guapo. Con motivo de su muerte, Maruja Torres ha escrito un precioso artículo en El País que ha titulado «Guapo hasta morir». Lo suscribo. Creo que cualquier mujer lo hará. Era tan guapo que, como a veces se ha dicho, dolía. Tan guapo que los hombres también han sabido reconocerlo. Nunca ha sido para ellos un enemigo a batir o un competidor. Reconocían que, con él, no hay competencia posible.
Sólo un ejemplar de tal belleza ha podido envejecer como él lo ha hecho. Con absoluta dignidad. Ha seguido siendo guapo siempre y siempre atractivo y viril. Sí, con él no hay competencia posible.
Su cabeza era perfecta, hueso a hueso: la frente, los pómulos, las mandíbulas. La boca, sensual pero masculina, capaz de besar, de musitar, de sonreír o de despreciar. Tan sólo la nariz, de tabique un poco desviado, le confería el punto de imperfección necesario para parecer real y no ser considerado un dios o una estatua griega.
Y los ojos. ¿Qué decir de sus ojos que no sea evidente? Sin duda, los más bellos ojos azules del cine, y ha habido muchos. No tenían ese azul transparente, casi de cristal, que siempre llama la atención. Su azul era compacto, de un tono turquesa que trascendía del iris y se reflejaba más allá. Realmente, sus ojos, son capaces de irradiar. Tanto es así, que hasta en las películas o fotografías en blanco y negro destaca el azul de su mirada.
Además, sensible. Además, valeroso. Antisistema pero sin ofender, degustador de Europa, y, queridos, esto es lo mejor de todo: casado con la mujer de su vida. Semejante característica, la fidelidad, era uno de los picos de su personalidad que más admirábamos quienes le seguíamos.

Newman falleció a los 83 años. Con cerca de un centenar de títulos a sus espaldas, un Oscar al mejor actor, otro honorífico, un premio de la Academia por su labor humanitaria y nueve candidaturas. Después de él, los ojos del cine ya no son azules.

Y amar de nuevo es como el problema de los arquitectos en una ciudad antigua: volver a construir en lugares que ya existían, que parezcan de entonces aunque sean de ahora.

La noche detenida

No hay una sensación semejante a la de pensar que vas a morir. Dicen algunos que, en ese momento, todos los instantes más importantes de tu vida corren a galope delante de tu memoria en cuestión de segundos. No es así. Lo que sucede es que haces un juicio sobre ti mismo, sobre tu propia estética, sobre tu forma de ver el mundo y verte a ti, y te preguntas si has llegado a ser como quisiste ser, si has obrado en consecuencia a lo que le exigías a tu vida. Y no tienes miedo más que de ti mismo, de no haber sido capaz de ser lo que debieras haber sido, de no responder al dibujo que deseabas trazar para tu propia alma. Te miras en el espejo de la muerte esperando estar a la altura de tu propio orgullo. Y si piensas que lo has logrado, puedes incluso sentirte alegre aunque lamentes tu fin. Porque morir es algo gratuito, que sucede cuando menos te lo esperas. Pero morir en armonía con tu propia estética es un raro privilegio. Y eso, y solo eso, es el valor.

-Javier Reverte

jueves, 13 de agosto de 2009

Soy Zurda !!!

Dios creo a personas PERFECTAS, el resto son diestras.
.
13 de agosto: día internacional de los ZURDOS.

Soy un soñador. Hay en mí tan poca vida real, los momentos como este, como el de ahora, son para mí tan raros que me es imposible no repetirlos en mis sueños. Voy a soñar con usted toda la noche, toda la semana, todo el año.

No sé
desconocida
lo que decirte.

No sé amar
los huesos
que se cruzan con los
míos.

Besar tu boca
invisible
es el antojo
de esta hora
que se fuma
mis cigarrillos.

Y ser un extraño
a veces
es tan placentero
que no sé
lo que decirte
para que tomes
mi cuerpo
y lo apagues
como una colilla
entre tus muslos.

PEPE TORREGROSA
Los cigarros son como un recordatorio de tu mortalidad. Cada calada es como un momento que pasa, un pensamiento que pasa. Fumas y el humo desaparece. Te recuerda que vivir también es morir.

-Jim Jarmusch.

lunes, 3 de agosto de 2009

What is it that makes us human?
It's not something you can program. You can't put it into a chip.
It's the strength of the human heart. The difference between us and machines.

*** ***


This is John Connor. There is no fate, but what we make.




De vez en cuando la alegría
tira piedritas contra mi ventana
quiere avisarme que está ahí esperando
pero me siento calmo
casi diría ecuánime
voy a guardar la angustia en un escondite
y luego a tenderme cara al techo
que es una posición gallarda y cómoda
para filtrar noticias y creerlas
quién sabe dónde quedan mis próximas huellas
ni cuándo mi historia va a ser computada
quién sabe qué consejos voy a inventar aún
y qué atajo hallaré para no seguirlos
está bien no jugaré al desahucio
no tatuaré el recuerdo con olvidos
mucho queda por decir y callar
y también quedan uvas para llenar la boca
está bien me doy por persuadido
que la alegría no tire más piedritas
abriré la ventana
abriré la ventana.
.
Mario Benedetti

A sorbos.

Tengo una felicidad,
discreta,
menuda,
humilde,
de pasos cortos.

Tengo una felicidad
de pequeños ratos,
cama deshecha,
cappuccino frapeé,
cine de 25,
viento en mi cara,
peinado infantil.

Felicidad en pleno verano,
felicidad de a pocos,
a paso lento,
para bailar despacio
y cerca.

Como cuando me preguntan si soy feliz
y sonrío,
como cuando yo pregunto eres feliz
y sinceramente sonríen.

A esa felicidad me refiero,
a la de pequeños ratos.
A sorbos.