Si no hay más que hundimiento, agua turbia
sin solaz ni descanso
si todo amenaza con ser nada
habrá que naufragar para rescatarse.
-Arturo Borra
jueves, 26 de mayo de 2011
No puedo -dijo-. No puedo mas.
Alcé la vista me hablaba a mi. Me miraba.
Han vencido-añadió-.¿Te das cuenta?
¿Cómo iba a responderle? ¿Qué podía decir?
Dios, cuánto deseé poder hablar! Y tener pulgares. Lo habría agarrado del cuello de la camisa. Lo hubiese acercado a mí, tanto como para que sintiera mi aliento en su piel, y le habría dicho: “Sólo es una crisis. Algo pasajero. Apenas una cerrilla que se enciende en la oscuridad implacable del tiempo.Tú eres el que me enseñó que nunca hay que darse por vencido. Tú me enseñaste que surgen nuevas oportunidades para los que están preparados, los que están listos. ¡Debes conservar la fe!”
Pero no podía decírselo. Sólo podía mirarlo.
Lo intenté-dijo
Lo dijo sólo porque no podia oírme. Porque no había oído ni una sola de mis palabras. Porque soy un perro.
Así que volvió a cubrirse la cara con las manos y se quedó allí sentado.
Alcé la vista me hablaba a mi. Me miraba.
Han vencido-añadió-.¿Te das cuenta?
¿Cómo iba a responderle? ¿Qué podía decir?
Dios, cuánto deseé poder hablar! Y tener pulgares. Lo habría agarrado del cuello de la camisa. Lo hubiese acercado a mí, tanto como para que sintiera mi aliento en su piel, y le habría dicho: “Sólo es una crisis. Algo pasajero. Apenas una cerrilla que se enciende en la oscuridad implacable del tiempo.Tú eres el que me enseñó que nunca hay que darse por vencido. Tú me enseñaste que surgen nuevas oportunidades para los que están preparados, los que están listos. ¡Debes conservar la fe!”
Pero no podía decírselo. Sólo podía mirarlo.
Lo intenté-dijo
Lo dijo sólo porque no podia oírme. Porque no había oído ni una sola de mis palabras. Porque soy un perro.
Así que volvió a cubrirse la cara con las manos y se quedó allí sentado.
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