Los perros nunca mueren. Ellos no saben cómo hacerlo. Se cansan, se hacen viejos, y sus huesos duelen. Pero, por supuesto que no mueren. Lo que les pasa a los perros es que se les entra el sueño. Eso es lo que les pasa. Entonces, sólo se quedan dormidos en el corazón de sus dueños. Y cada rato se despiertan y mueven sus colas felices. Por eso duele tanto el pecho y dan tantas ganas de llorar...
-Ernest Montague