Desde hace unos días me dejo pensando la conversación con unas amigas pensando en que el calendario pasa y nosotras seguimos cumpliendo años y fuera que quizás nos empezarán a salir arrugas y los efectos de las desveladas, borracheras y todos esos excesos que la vida nos ha hecho conocer, uno sigue siendo el mismo.
En la escuela pensábamos como salir temprano, como no entrar a alguna clase, ahora es lo mismo pero del trabajo; Yo soy feliz cuando salgo temprano del trabajo, en realidad quisiera no tener ni que trabajar e ir por la vida tranquilamente divirtiéndome, viajando.
Claro que la edad trae consigo responsabilidades, malos vicios, muerte.
Los años no pasan en vano, ahora analizo demasiado las cosas, desconfío de todo el mundo y ya no creo en el amor.
Pero dentro de mi, aún está ahí, la que antes yo solía ser, la niña, la adolescente que le encanta soñar despierta, que cuando se siente triste fácilmente llora, que no puede evitar dar a notar que esta muy contenta, que quiere que su mamá siempre esté feliz y que se vuelve loca por la nieve de chocolate. Sigo sintiéndome diferente al resto y aún tengo miedo de dormir sola.
Pero dentro de mi, aún está ahí, la que antes yo solía ser, la niña, la adolescente que le encanta soñar despierta, que cuando se siente triste fácilmente llora, que no puede evitar dar a notar que esta muy contenta, que quiere que su mamá siempre esté feliz y que se vuelve loca por la nieve de chocolate. Sigo sintiéndome diferente al resto y aún tengo miedo de dormir sola.
Definitivamente uno en esencia siempre es el mismo.