domingo, 4 de enero de 2009

Que atrás queden los tesoros que no encontré
mientras arrastraba de uno a otro lado
las arenas del tiempo,
hallaré más adelante otros que me estarán esperando.
Que atrás queden las promesas
adornadas con tules violetas
que en las estanterías de mi ser se cubren de polvo
pues lo bello no tiene sentido si no es contemplado.
Que atrás queden los ecos de palabras
a las que por tedio abandonó la magia
y vagan tristes conocedoras de su desdicha.
Que atrás queden las lágrimas, la desilución y el dolor
que lograron oscurecer por mucho tiempo mi alma.
Todo se queda atras, en el 2008.
Es enero y empiezo de nuevo.
Solo mirarè para delante y cruzaré los dedos.