A veces basta el simple deseo de algo para que este algo se haga realidad. El deseo de estudiar puede despertar la voluntad de hacerlo y estimular el interés. Una lectura sobre una región puede despertar el interés por conocerla y el deseo de visitarla. Pero la pasión no se puede canalizar, no se puede sacar de su guarida por medio de trucos o estratagemas. Posee una vida propia obstinada e independiente que se queda dormida cuando sería mejor que bailara y brincara, aunque no haya motivo ni lugar donde hacerlo.
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-Memorias de Cleopatra.