jueves, 25 de febrero de 2010

-Muñeca, muñeca-le decía yo. Pues eso era lo que era. Una muñeca mágica. La risa y el intelecto infinito y luego la cara de redondas mejillas, la boca como una flor.
-Déjame que te vista, deja que te peine-le decía como una vieja costumbre, consciente de su sonrisa y de que me miraba con un velo de aburrimiento en su expresión.
-Haz lo que quieras-me decía al oído cuando me agachaba a prenderle sus botones de perlas- Pero esta noche mata conmigo. Nunca me has dejado verte matar, Louis.
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ENTREVISTA CON EL VAMPIRO