jueves, 8 de abril de 2010



El inevitable paso del tiempo. La muerte.
Rasguñan mi vida
y me dejan
un sabor amargo entre los dientes,
un gran vacío eterno,
la voz ausente,
el silencio, y
mi espalda vuelta mármol.
Tiemblo al pensar que anoche
le vi entre mis sueños,
y que hoy,
se esfuma con la realidad.
Todas las muertes
me recuerdan mis muertes. Y siempre duele.
Dejar ir. Aceptar. Intentar
Me aterra pensar que vienen mas.
Como continuar sin perder la alegría.
El descaro del olvido me invita
a suspirar a solas
mientras una columna de humo
poco a poco
se desvanece en mi habitación.
Ojala el dolor fuera humo.
Ojala pudiera repetir su abrazo
y verle no solo en sueños,
y vestir de fiesta mis cabellos,
y olvidar callando esta melancolía.
Ojala fueramos eternos
para no vivir nunca muertes.