Hoy sólo quiero naufragar en las horas hasta sumergirme en un sueño silencioso, llenarme de televisión y de nada; sacudirme nombres, noches, palabras de más, besos de menos, hacerme aire y huir en todas direcciones y en ninguna. Remendar lo roto, quedar como nueva. No retroceder dos pasos por cada uno que avanzo. Tener todas las respuestas escritas en mi mano izquierda y los bolsillos llenos de todo.
martes, 29 de junio de 2010
lunes, 28 de junio de 2010
Que no crezca jamás en mis entrañas
esa calma aparente llamada escepticismo.
Huya yo del resabio, del cinismo,
de la imparcialidad de hombros encogidos.
Crea yo siempre en la vida,
crea yo siempre en las mil infinitas posibilidades.
Engáñenme los cantos de sirenas,
tenga mi alma siempre un pellizco de ingenua.
Que nunca se parezca mi epidermis
a la piel de un paquidermo inconmovible, helado.
Llore yo todavía por sueños imposibles
por amores prohibidos,
por fantasías de niña hechas añicos.
Huya yo del realismo encorsetado.
Consérvense en mis labios las canciones,
muchas y muy ruidosas y con muchos acordes.
Por si vinieran tiempos de silencio.
-Raquel Lanseros
-Raquel Lanseros
Cuando eres muy joven te dedicas a divertirte continuamente, pero luego creces y aprendes a tomar decisiones para no romperte una pierna... ni el corazón. Aprendes a mirar antes de saltar, y en ocasiones no saltas porque no siempre hay alguien para cojerte. Y en la vida no hay red, ni arneses de seguridad.
¿Cuando dejo el mundo de ser divertido para empezar a dar miedo?
-Sex and the city
Sabiamente sutil es la venganza del espejo. Consiste en minúsculas pero constantes modificaciones en esa imagen que creemos nuestro mero reflejo y que en realidad reflejamos. Una mañana notamos cierta debilidad, cierta fatiga en la comisura de los labios. Otro día descubrimos que pueden verse, aún con el gesto en reposo, un par de finísimas líneas que parten de los lados de la nariz hacia la boca. Esos cambios, que comienzan en la imagen del espejo, se proyectan inmediatamente sobre nuestro cuerpo. Algunos (los que no admiten la aguda sensibilidad moral de los espejos) creen envejecer.
-La sueñera (Ana María Shua.)
lunes, 21 de junio de 2010
lunes, 7 de junio de 2010
miércoles, 2 de junio de 2010
Prefiero morir vicioso y feliz a vivir limpio y aburrido. Prefiero encontrar una estrella en el fango a cuatro diamantes sobre un cristal. Prefiero que la estrella queme, sea fuego, a un tacto rezumante de frialdad. Prefiero besar el duro suelo veinte veces para llegar una sola vez a lo más alto a escalar poco a poco, sin caer nunca pero sin llegar jamás a la cima. Prefiero que me duela a que me traspase, que me haga daño a que me ignore. Prefiero sentir. Prefiero una noche oscura y bella, sucia y hermosa, a un montón de días claros que no me digan nada. Prefiero una cadena a un bozal. Prefiero quedarme en la cama todo el día pensando en mi vida a levantarme para pensar en la de otros. Prefiero un gato a un perro. Porque el gato te araña, es infiel, te ignora, se escapa, pero sabes que, a pesar de todo, no podría vivir sin ti. En cambio, el perro es tonto, no sabe nada, te obedece hasta el absurdo. Prefiero las mujeres gato a las mujeres perro, por las mismas razones. Prefiero el mar a la montaña. La vida es una noche tumbado en la playa, mirando las estrellas sin verlas, soñando despierto, dejando que la arena se cuele entre los dedos de mis pies, embriagado de todo. Y la noche, siempre la noche. Nunca a la luz del sol. La noche es mágica. Me hace vivir, no pensar. Me pone en movimiento. Rompe mis esquemas. Prefiero las noches frescas de verano, andar con poca ropa, sentarme en el suelo y meterme algo de vida en el cuerpo. La mañana me sabe a dolor de cabeza. Me da sueño. Me quita las ganas de hablar. Me recuerda que soy mortal. Me recuerda que soy normal. La noche me hace único. Prefiero el color de la sangre y el de la gris niebla que difumina las cosas. Si sabe que prefiero el frío cuero, ¿por qué se viste con el traje de terciopelo?. Se me escurre entre los dedos… Prefiero experimentar las cosas, aunque me hagan mal. Aunque me hiervan la sangre. Prefiero probarlo todo a morirme sin saber lo que me gusta. Y, más que nada, prefiero la vida que dan sus besos de caramelo y la suave caricia de su piel caliente.
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-fragmento de “Báilame el agua"
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