sábado, 7 de agosto de 2010


Ahora sonrío porque no encuentro un pasado oscuro, lo que quiero olvidar se vuelve difuso, turbio, pronto invisible, dejándome la única explicación de que no pude entenderlo. Y si me empeño en buscar dolor o rencor, no me dejo encontrarlos. No los quiero. No me ayudan. Me entorpecen el andar. Ahora estoy conmigo, reposando en un presente tranquilo. Entendiendo a la persona que soy y sin perderme en la búsqueda de respuestas a inútiles preguntas. Entiendo que tengo una mirada propia, personal e intransferible para sentir la vida. Sin calificativos. La mía. He llegado hasta aquí y sólo me queda continuar sin perder mi sonrisa.