miércoles, 29 de septiembre de 2010


No puedo impedir que esta fuerte corriente me arrastre. Ya no tengo elección. Tal vez me lleve a un mundo especial que jamás he conocido. A un lugar lleno de peligros, quizá. Donde se esconda algo que me inflija una herida profunda, mortal. Tal vez pierda todo lo que poseo. Pero ya no puedo volver atrás. Sólo puedo abandonarme a la corriente que discurre ante mis ojos. Aunque me consuma entre las llamas, aunque desaparezca para siempre...


Fragmento Sputnik, mi amor (Haruki Murakami)
Todo puede ocurrir muy deprisa, la vida que conocemos puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Extrañas amistades pueden florecer, importantes carreras pueden quedar aparcadas, una esperanza perdida hace tiempo puede resurgir...

Aún así deberíamos dar gracias por cualquier cambio que nos traiga la vida, porque sin darnos cuenta, llegará un día en que ya no habrá más cambios.
¿Puedes tú distinguir entre la lluvia que cae y la soledad?
.

¿Por qué tenemos que quedarnos todos tan solos? Pensé. ¿Qué necesidad hay? Hay tantísimas personas en este mundo que esperan, todas y cada una de ellas, algo de los demás, y que, no obstante, se aíslan tanto unas de las otras. ¿Para qué? ¿Se nutre acaso el planeta de la soledad de los seres humanos para seguir rotando?

jueves, 9 de septiembre de 2010

Le Boulevard des Rêves Brisés

Semáforo en rojo frente al boulevard de los sueños rotos. Bajo el vidrio para ver todo claramente, pero a la distancia.
Transitan fantasmas (mis fantasmas). Al lado secretos, oportunidades, viajes, momentos, sonrisas, miradas, lugares, personas, objetos que se perdieron en el camino.
A lo lejos, la que fui me sonríe y gritando me dice: todavía estoy aquí, todavía me puedes rescatar; yo solo le sonrió en respuesta y pienso será posible?
Percibo una música de fondo, música nostálgica llena de esperanza. La iluminación es tenue y cálida. El viento me abraza y mientras despeina mi cabello me susurra: vuelve a creer, vuelve a creer.
Miro el semáforo y ya esta en verde, debo de seguir.
Siempre en suspenso y a la mitad, solo dejando pasar los días, esperando, desesperando, todo se ve muy lejos, y me pregunto que ocurre con mis propósitos,  qué me desanima y no me permite continuar, serán los contratiempos, el miedo o será esta necesidad de conseguir todo ya .

lunes, 6 de septiembre de 2010

Tiéndete junto a mí. Despierta en la memoria
esa inquietud que guardan los que acaban de amarse,
la imperceptible prisa de los labios
que buscaron un cuello donde apoyar su aliento.
Y déjame mirarte, frente a frente,
con estos mismos ojos orientales
que utiliza el amor para observamos


Cada memoria enamorada guarda sus magdalenas y la mía —sábelo, ahí donde estés— es el perfume del tabaco rubio que me devuelve a tu más espigada noche, a la ráfaga de tu más profunda piel. No el tabaco que se aspira, el humo que tapiza la garganta, sino esa vaga, equívoca fragancia que deja la pipa en los dedos.

-Cortazar

El lugar del crimen.

Más allá de la sombra
te delatan tus ojos,
y te adivino tersa,
como un mapa extendido
de asombro y de deseo.
Date por muerta
amor,
es un atraco.
Tus labios o la vida.

-Luis Garcia Montero

Cuando viste a tu padre por última vez?
fue cuando quemaron el ataúd?
cuando cerraron la tapa?
cuando exhaló su último aliento?
cuando se sentó y dijo algo?
cuando él te reconoció por última vez?
cuando sonrió por última vez?
la ultima ve k discutieron por alguna cosa?
Cuando viste a tu padre por última vez?

Primer amor

Dicen
que el primero es el más importante.
Eso es muy romántico,
pero no en mi caso.

Algo entre nosotros hubo y no hubo,
sucedió y tuvo su efecto.

No me tiemblan las manos
cuando encuentro pequeños recuerdos
y un fajo de cartas atadas con una cuerda
–si al menos fuera una cinta–.

Nuestro único encuentro tras los años
fue una conversación de dos sillas junto a una fría mesita.

Otros amores
hasta ahora respiran profundamente en mí.
A éste le falta aliento para suspirar.

Wislawa Szymborska
Están los que llevan amuletos. Los que hacen promesas. Los que imploran mirando al cielo. Los que creen en supersticiones. Y están los que siguen corriendo cuando les tiemblan las piernas. Los que siguen jugando cuando se les acaba el aire. Los que siguen luchando cuando todo parece perdido. Como si cada vez fuera la última. Convencidos de que la vida misma es un desafío. Sufren, pero no se quejan, porque saben que el dolor pasa. El sudor se seca. El cansancio termina. Pero hay algo que nunca desparecerá: la satisfacción de haberlo logrado. En sus cuerpos hay la misma cantidad de músculos. En sus venas corre la misma sangre. Lo que los hace diferentes es su espíritu. La determinación de alcanzar la cima. Una cima a la que no se llega superando a los demás, sino a uno mismo.

Daisaku Ikeda

God only exist in humans' minds, like money or morality.