miércoles, 26 de septiembre de 2012

El amor siempre nos quema. Hablar de él, aunque sea después, no es posible más que a partir de esta quemadura ...
 
 
Usted suele sentir lo que los otros llaman nostalgia. No siempre, siempre trata de reír y estar alegre, pero a veces —qué le vamos a hacer— le agarra eso de la nostalgia, animal ofendido. Y entonces es como un dolor muy poco inteligente que le va avanzando sin ton ni son por el cuerpo y que no oprime allí donde debería oprimir un dolor cualquiera. Como esos dolores de los que ni vale la pena hablar, los que todo el mundo sufre: la falta de amor o el dolor de cabeza o las tripas de estopa. Cosa de todos y de todos los días. Lo que mata es lo otro: la añoranza de aquello que nunca llegará tan siquiera a dejarse entrever, a sugerirse.
 
-Luisa Valenzuela
Y no es que existan las casualidades, simplemente, cuando alguien busca algo siempre lo encuentra. Es el deseo de la persona lo que hace que las cosas sucedan, su necesidad lo lleva a ello.
-Demian

martes, 4 de septiembre de 2012

Guárdame siempre un pedazo de tu alma. Multiplícate. Que la mirada de tus ojos hoy no sea la de ayer -y que siga siendo tu mirada. Que en tus labios haya palabras nuevas cada vez, para decir la misma cosa. Que tú -¿ya ves?- que toda tú seas la misma siempre, pero distinta a cada hora.
El amor es esa variedad dentro de lo uniforme. Un gesto, una palabra, una caricia nuevas. Yo te sé de memoria, pero el día en que no ignore nada tuyo, te perderé totalmente. Y ahora, gracias a Dios, siento que me falta mucho por conocerte.


JAIME SABINES

Pasados los 30 años, todo el mundo se protege: después de algunas penas de amores, las mujeres huyen del peligro y salen con idiotas mayores y tranquilizadores; los hombres ya no quieren amar, se tiran a lolitas o a putas; todos se cubren con un caparazón; no quieren volver a ser ridículos, ni desgraciados. Echas de menos la edad en la que el amor no te hacía daño. A los 16 años salías con chicas y las abandonabas, o ellas te dejaban a ti sin mayor problema, en dos minutos estaba arreglado. ¿Por qué todo se vuelve tan importante más adelante?
Por lógica, debería ser a la inversa: dramas en la adolescencia y ligereza en la treintena. Pero no es el caso. Cuanto mayores nos hacemos, más delicados nos volvemos.

 
F. Beigdeber

domingo, 2 de septiembre de 2012

 
A few times in my life I've had moments of absolute clarity, when for a few brief seconds the silence drowns out the noise and I can feel rather than think, and things seem so sharp and the world seems so fresh. I can never make these moments last. I cling to them, but like everything, they fade. I have lived my life on these moments. They pull me back to the present, and I realize that everything is exactly the way it was meant to be.